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¿Tiene sentido hablar de desiertos debajo del agua?
22/12/2021 Cuando visualizamos un desierto en nuestra mente, sobre todo nos imaginamos un lugar árido donde el agua escasea en niveles extremos. Podemos imaginar también un paraje bastante inerte, con poca vida, y ahí recae la conexión con el concepto “desierto submarino”. Sí, por muy paradójico y contradictorio que parezca, existen desiertos debajo del mar, lugares con poca vida que lamentablemente son cada vez más extensos. Cuando hablamos de ‘desiertos submarinos’, también llamados blanquizales, nos referimos a amplias zonas inertes, espacios de roca pelada en los que, como mucho, vamos a encontrar algunos erizos de mar. La mala noticia es que no siempre han sido así. Antes eran zonas de bosques de algas o plantas marinas, altamente productivas y muy ricas en biodiversidad ya que eran el hábitat de muchas especies (lugares donde alimentarse, reproducirse o descansar). Si bien podemos encontrar desiertos en todo el planeta, son mucho más comunes en las zonas templadas. La existencia de blanquizales es un indicador de que el océano está en peligro y, lamentablemente, es una problemática en expansión. Es importante remarcar que cuantos más desiertos submarinos tengamos, menor capacidad de resiliencia tiene el mar contra el cambio climático. La estructura que generan los bosques de algas -similar a la que generan los bosques terrestres- da vida a una gran cantidad de especies, incluidos los peces que nos comemos. Además, perder los bosques submarinos implica disminuir la calidad de las aguas, lo cual tiene infinitas consecuencias que pueden llegar a impactar diversos sectores: pesca, turismo, ocio… Para determinar la existencia de un ‘desierto submarino’; el tamaño importa. En caso de encontrar pequeños parches de blanquizales con grupos de erizos, no los consideramos ‘desiertos’, ni siquiera si hay varios parches cerca unos de otros. Sin embargo, en estas zonas es necesario hacer un seguimiento por si, con el tiempo, esos parches se juntan y el área inerte se amplía de manera sustancial. Un ‘desierto submarino’ puede tener diversas magnitudes, pero requiere al menos unos cuantos metros sin ningún tipo de vegetación para ser considerado como tal. Los desiertos tienen una relación directa con los erizos ya que ellos se comen las algas. Concretamente las especies de erizo Arbacia lixula y Paracentrotus lividus. La primera es la más común en el Mediterráneo -probablemente hayas tenido una púa suya en tu cuerpo-; la segunda, en cambio, es más común en Canarias y el océano Atlántico en general. ¿Por qué ahora hay más erizos que antes? Una de las razones más importantes es que no tienen tantos depredadores, escasean peces suficientemente grandes para ser capaces de comerse un erizo de tamaño medio. Esas especies de peces -como el Dentón (Dentex dentex) o el Sargo (Diplodus sargus) – ya no son tan abundantes a causa de la sobrepesca, la cual es una de las principales causas de la existencia de los ‘desiertos submarinos’. Otras causas son el calentamiento global, la mala calidad de las aguas, las especies invasoras y las cada vez más recurrentes olas de calor. Un ejemplo de esto último sucedió en Australia, en 2012: una ola de calor subió la temperatura media del agua 2 grados durante 10 semanas, lo que provocó el colapso del sistema ecológico de la zona y la desaparición del bosque submarino, dejando un desierto de tamaño igual a 150.000 campos de futbol. Por ello, la detección temprana es tan importante, así como hacer seguimiento y recopilar información. Necesitamos identificar todas las zonas afectadas para saber qué sucede y qué lo provoca. Para ello se utilizan técnicas diferentes como el empleo de drones aéreos -muy útiles cuando las aguas son claras-, las imágenes de satélite, o la ciencia ciudadana marina. Si nos centramos en esta última, cualquier persona puede ayudar, incluso tú. En el proyecto “Desiertos submarinos” de esta plataforma puedes colaborar informando a los equipos científicos sobre dónde has visto un posible ‘desierto submarino’ y si había presencia de erizos. Es tan sencillo como subir a la web una fotografía, la posición y algún dato extra, como la profundidad y la presencia de erizos y otros peces. Así se contribuye en la fase de descubrimiento. Sea como fuese, hay que atajar el enorme problema de los ‘desiertos submarinos’ y cada uno/a de nosotros/as podemos poner nuestro granito de arena, al menos, difundiendo el mensaje. _ ¿Quieres saber más? Escucha el episodio nº13 "Desiertos submarinos" de nuestro PODCAST (en Ivoox o Spotify). _ Foto: Desierto submarino en el Parque Natural del Cap de Creus. Foto del Club d'Immersió Biologia (CIB-UB) . Fuente: Observadores del Mar.